Obviamente se despiertan más que alguien. Porque ya se sabe que en las comparaciones hay dos extremos. En este caso, obviamente, siempre se suele obviar una de las partes. Lo cierto es que habría que decir que los bebés amamantados se despiertan más que los que toman biberón o, al contrario, que los bebés de bibe se despiertan menos que los que toman teta.
No alcanzo a adivinar de dónde proviene ese mito. ¿Lo empezarían a difundir los fabricantes de polvitos para bebés? ¿Lo inventaría una madre con cierta culpabilidad por haber abandonado la lactancia materna? ¿Algún perverso bebé se encargaría de introducir telepáticamente esa idea en el cerebro de su madre?
Tampoco entiendo por qué se pone el énfasis en los bebés. El nene duerme más o duerme menos, cuando lo que en realidad nos suele importar a los padres es lo que dormimos nosotros. Las madres que decidan optar por el biberón teniendo en cuenta este mito, no lo hacen porque el bebé vaya a dormir más o menos sino por garantizarse ella el descanso nocturno. Si lo hiciéramos por el bebé, nos daría igual que durmiera por el día o por la noche, pero se trata de que las rutinas del bebé se adecúen a los ritmos que los adultos no deseamos o no podemos cambiar.
La falsedad del mito
Lo único cierto en todo esto es que es un mito. Así, en negrita y subrayado, para que quede bien clarito. Lo pondría en mayúsculas, pero ya se sabe que en internet es se interpreta como un "grito" y no es cuestión de ponerse a gritar con un tema tan serio como este.
Y la principal conclusión de dicho artículo es que no hay diferencia alguna en la cantidad y calidad del sueño materno en las madres, sea cual sea el método utilizado para la alimentación de su hijo: lactancia materna, mixta o artificial.
El estudio
Dispositivo usado para medir "objetivamente" el sueño materno. |
Estos datos se desprenden del estudio realizado, en el que se solicitó la participación de las madres, a las que se les entregaba un dispositivo encargado de medir objetivamente el tiempo de sueño y los despertares nocturnos, así como una PDA para anotar su valoración subjetiva del sueño y de su estado de alerta/somnolencia durante el día.
Posteriormente a la recogida de los datos, se llamaba a las madres para preguntarles por el método de alimentación utilizado y los posibles cambios en el mismo (normalmente de lactancia materna exclusiva a lactancia mixta y a lactancia artificial).
Evidencia
En el análisis de los datos recogidos no se aprecia ninguna diferencia en el sueño objetivo, apreciación subjetiva del sueño o la somnolencia/fatiga diurna entre las madres que estaban amamantando, las que alimentaban a sus hijos con leche de fórmula o las que combinaban ambos métodos.
Así pue, la principal conclusión del estudio es que actualmente no existe evidencia científica que apoye el mito de que la lactancia materna podría tener un impacto negativo en el sueño maternal. Por tanto, la información a las madres embarazadas sobre lactancia materna debería incluir datos científicos y contrastados sobre el sueño materno, para evitar que las madres tomen sus decisiones en torno a creencias erróneas que las pueden llevar a elecciones precipitadas.
Los autores del estudio afirman que se debería insistir en que la elección de lactancia artificial no implica una mejora en el sueño. Los riesgos de no amamantar deben ser cuidadosamente valorados frente al creciente número de estudios que demuestran que la lactancia artificial no beneficia la cantidad o calidad del sueño materno.
Volviendo al principio
Así que, volviendo al principio, hay que recordar que el tipo de alimentación no influye ni en el sueño de los niños ni en el de sus madres. Si un niño se queda con hambre (ya sea con teta, con biberón o con fabada) no dormirá hasta que caiga de puro agotamiento, porque tendrá hambre. Si un niño está satisfecho, haya cenado teta, biberón o fabada, se dormirá y se volverá a despertar siguiendo patrones más o menos similares.
Tal vez sí se encontraran evidencias sobre diferencia en el sueño materno (y en el infantil) estudiando el lugar en el que duermen los bebés. Algo así como colecho, cohabitación y niño en habitación separada y su influencia en el patrón de sueño del bebé y de su madre (y ya puestos, del padre también).
Bueno, con fabada igual uno se despierta más de lo normal....je,je,je...
ResponderEliminarConocía el estudio y me parece genial que poco a poco se vayan desmontando mitos...la pena es que la inmensa mayoría de la gente ni se va a enterar de que existe este estudio y van a seguir creyendo en mitos y falsedades...en fin, yo solo espero que algunas mamis vayan encontrando información veraz y se animen a cambiar el chip
Ja, ja, LadyA, lo de la fabada se lo he copiado a Carlos González, que lo repite mucho en su último libro ("Entre tu pediatra y tú").
ResponderEliminarLo bueno es que gracias a estos estudios y a la potencia de Internet, las madres que se quieran informar de verdad encontrarán la información adecuada rápidamente. Las que quieran vivir en un mundo de fantasía e ignorancia, por mucho que las digas o por mucha evidencia científica que les pongas delante, no van a cambiar de opinión.
La pena es que me da la sensación que, el segundo grupo es el más abundante!!! Y eso nos afecta a todas...Cada vez me parece más preocupante que la gente acepte lo establecido y no se moleste en cuestionarse las cosas...
ResponderEliminarCierto, LadyA, es una pena, pero es que yo ya me he cansado de gastar energías con ese segundo grupo. Te miran, sonríen y se dicen sí, sí, tu habla y di lo que quieras que yo duermo tan tranquila desde que hice el Estivill... Y ante eso, ¿qué te queda? Nada.
ResponderEliminarEl único consuelo es que si hay un espectador ajeno que presencia el "intercambio" de opiniones, pues se puede quedar con la idea de que tú o yo estamos mucho más informadas, aportamos datos contrastados y la otra parte se basa en prejuicios u opiniones sin fundamento.
Yo soy una madre convencida de que lo mejor para mis hijos es la LM, exclusiva hasta los 6 meses, pero no es fácil y entiendo que haya madres que no puedan llevarlo adelante. Tengo la suerte (y la desgracia) de trabajar desde casa y eso me permitió darle la teta a mi hijo mayor hasta que decidió que con un vaso y una cuchara comía más y más rápido (es tragón). Ahora el pequeño tiene 6 meses y todo apunta a que es más feliz con la teta que con otras cosas. Ambos han dormido fatal por las noches siempre. Y yo también. Y eso se nota en mi trabajo, mucho. Estoy agotada. No pretendo ir de mártir por la vida, porque lo que hago lo hago porque quiero. Pero me parece que no es justo criminalizar a quien prima descansar por encima de mantener la LM. A veces, y por duro que sea, la realidad es la que es y no todas las madres pueden darle el pecho a sus hijos a demanda por motivos laborales. He leído a Carlos González y estoy muy de acuerdo con él en muchas cosas, pero obvia algo fundamental: hay madres que no solo son madres, sino que también tienen que salir de casa a ganarse el pan (o trabajar desde casa 8 horas al día, si no más, como cualquier otro currante); si juntamos eso con niños de poco dormir, sale una combinación explosiva que derrota a cualquiera.
ResponderEliminarPor fin alguien que comenta esto. Es algo que me ha llamado la atención enormente de los libros de Carlos González, que obvia este tema, que por desgracia es fundamental para casi todos (exceptuando millonarios, rentistas)...o sin ir tan lejos, para las familias que no tienen la suerte de poder subsistir con un sólo sueldo. Existen las mujeres madres que realizan trabajos duros, fisicamente y mentalmente, las autónomas, que sólo ganan dinero en función de su productividad real...es una realidad muy complicada, y está bien mencionarlo.
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