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jueves, 31 de marzo de 2011

La ley del esfínter o cómo arruinar un buen parto

La jornada de actualización en lactancia materna que impartió Diane Wiessinger en Madrid se asemeja a un buen vino, porque cuando más la paladeo y me paro a reflexionar sobre ella, más matices y enseñanzas encuentro incluso en los comentarios más casuales.

Su primera charla se titulaba “¿Qué harían los mamíferos?” y era un repaso a algunas prácticas obstétricas y hospitalarias que se practican rutinariamente con las humanas, pero que a nadie se le ocurriría practicar con un animal porque se arruinaría el parto o, incluso, la madre podría rechazar a su cría.

Un buen ejemplo de su teoría son los famosos “tactos” por los que casi toda parturienta pasa al menos una o dos veces, como si fuera lo más normal del mundo, pero ¿os imaginais a un veterinario haciendo un tacto a una gata de parto? ¿Creéis que la gata se dejaría? ¿Pensáis que podría continuar con su proceso como si tal cosa?

La ley del esfínter
Wiessinger habló de la Ley de Esfínter, postulada por la famosa matrona defensora del parto en casa Ina May Gaskin. Lo que viene a decir esta ley es que el cuello del útero (cérvix) funciona como un esfínter y, como el resto de esfínteres del cuerpo humano, no reacciona bien ante las órdenes, presiones o el miedo.

El mejor ejemplo de esta ley es cuando una persona intenta orinar o defecar en una situación de falta de intimidad (baño público o con alguien delante) o de presión. Normalmente, ante este tipo de estímulos los esfínteres se cierran (¿respuesta fisiológica evolutiva que favorece el instinto de huida por encima de otras necesidades?), por lo que resulta extremadamente complicado.

De igual manera sucede con el parto, más aún si cabe cuando la situación de la madre es extremadamente expuesta desde un punto de vista biológica y tremendamente falta de intimidad si tenemos en cuenta las rutinas hospitalarias actuales. En situaciones de miedo, exposición, vergüenza o presión el cérvix responde cerrándose… Lo cual explica por qué partos perfectamente normales se “paran” cuando la futura madre llega al hospital.

El humor como vía de escape
Los años de experiencia de Ina May Gaskin en este tipo de situaciones la han llevado a argumentar que una de las mejores soluciones para este tipo de situaciones es el recurso al humor.

Una broma, un chiste o cualquier otro intento similar para crear un ambiente distendido buscando la risa o la sonrisa tienen dos efectos principales:
  • Fomentan la secreción de endorfinas que pueden neutralizar a la adrenalina que ha causado que el parto se pare.
  • La risa relaja la boca y la mandíbula, fomentando así la relajación del cérvix y del útero.

Este último efecto, el de la relajación de la boca y la mandíbula, se puede lograr también de otras maneras, como, por ejemplo emitiendo gruñidos graves o bufando como un caballo (dejando que vibren los labios). Un apasionado beso con la pareja también contribuye a mantener la mandíbula relajada. Aunque si el parto se produce en un ámbito hospitalario, prácticamente la mejor solución es pedir al equipo médico un poco de intimidad.

La ley del esfínter formulada
- Los esfínteres no reaccionan bien ante las órdenes.
- Los esfínteres funcionan de manera óptima en un ambiente íntimo.
- Los esfínteres se pueden cerrar bruscamente con las agresiones a la intimidad o la confianza.
- Los esfínteres se abren de una manera más efectiva cuando la boca y la mandíbula están abiertas y relajadas.

Y siguiendo con la comparación entre el parto y otros actos fisiológicos propios del cuerpo humano, en otro momento de su exposición Diane Wiessinger comentó las ventajas del parto en casa con otra curiosa analogía: muchas veces nos vamos de viaje y lo pasamos genial, pero nuestro cuerpo espera a llegar a casa para vaciar los intestinos… El cuerpo es sabio y reconoce perfectamente cuando se encuentra en un entorno de paz, tranquilidad y confianza. Y si esto es aplicable a un acto tan poco significativo como cagar, con cuánta más razón se le debería prestar atención cuando se trata de parir.

14 comentarios:

  1. Pues yo puedo asegurar que la risa es la mejor compañera de viaje para un parto.

    A mi sólo me han hecho dos tactos vaginales en este parto: uno cuando llegué al hospital y otro porque lo pedí yo para ver de cuánto estaba por si podía aguantar sin epidural.

    Con mi Bichito creo que me hicieron uno más, no lo recuerdo exactamente.

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  2. Pues a mi hizo el tacto hasta el que limpia los cristales jajajaja, cada vez que alguien entraba en la habitación me metía mano.

    Oye Eloisa, estoy pensando que si quieres tienes mi permiso para crear un post o dar una charla de "EL PARTO IMPERFECTO", que te parece? porque tienes para dar una conferencia o dos.

    Muy interesante lo que cuentas, como siempre.

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  3. A mi me hicieron varios tactos en el parto porque tenía un pliegue en el cuello del útero que no se borraba/relajaba... Yo me reí en bastantes momentos en el parto con mi marido, él sabe hacerme reir fácilmente y me ayudó mucho a relajarme

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  4. Pues a mi me hicieron tres tactos, entre otras cosas porque como la primera vez que fuimos nos mandaron para casa..
    La verdad es que la primera vez me lo hicieron muy suave y muy despacito siendo yo la que decidía si continuaban o no. Pero la última vez fue visto y no visto, vamos que de "tacto" nada.

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  5. Suu, wapetona, es que tu parto y el respeto a la mamá y todas las ayudas que tu tuviste no son lo normal en un parto hospitalario... Si fuiste capaz de parir riendo es que te encontrabas completamente a gusto y confiada. Me alegro de que tuvieras una experiencia tan buena.

    Ja, ja. Reina, lo del limpiacristales, tristemente, es la norma en algunos hospitales... Y los consejos de lactancia de la señora que está pasando el mocho en la habitación...

    María, me encanta lo que me cuentas. Es la confirmación de que esta "sabiduría" acumulada durante la práctica tiene fundamento y realmente funciona.

    Carol, lamentablemente no es solo que nos hagan tactos innecesarios sino que los hacen sin pedir permiso (como si por el mero hecho de estar pariendo tu vagina estuviera a disponibilidad de cualquier persona con bata blanca) y dejándose la delicadeza olvidada en cualquier parte... En fin, lamento que tuvieras que pasar por eso. :-(

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  6. No te quiero ni contar las perrerias que me hicieron con los primeros gemelos, desde el primer tacto para meter el puñetero gel de protaglandinas hasta el tacto minutero de uno ginecologo que porque se creia que era guapo (la verdad es que estaba buenisimo), no me hizo ninguna gracia, porque como estaba totalmente dopada con la epidural, pues no dolia, pero el magreo de su mano dentro de mi cervix me sonó algo así como grosero y asqueroso. Y el ultimo tacto, el ultimo tacto fue para decirme que me despidiera de mi esposo que me llevaban a hacer una cesarea, y mi esposo en la puerta, yo sin saberlo y .....bueno, bueno, ya me he calentado.

    Muy buen post Eloisa, muy acertado. ¡Qué suerte has tenido conociendo a la Wessinger.

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  7. Yo del parto que puedo hablar que es el de mi pequeña en diciembre, solo puedo decir buenas cosas. En el hospital de Getafe procuran ser lo menos invasivos posible. Cada vez que me tenían que hacer algo primero me comentaban qué y por qué lo tenían que hacer.

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  8. Afortunadamente Obi-Wan siempre me hace reir y su sola presencia me relaja (si no de qué iba a ser el acompañante en el paritorio!) porque, que el quirofano es campo enemigo, y que el hospital es zona hostil lo tenemos muy muy claro.

    Pero no dejamos de ser unos caguetas y eso de parir a PequeñoJedi en casa, a casi una hora del hospital... ni nos lo planteamos.

    Como cada tarde, pondré a Obi-Wan al ordenador y le enseñaré tu post, para que alguno de los dos lo recuerde el dia P. GRACIAS!

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  9. Qué interesante! Nunca me lo habría planteado. Está claro que cuando está relajado y en un ambiente de confianza, todo fluye mejor.

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  10. Estela Sacristan1 de abril de 2011, 2:01

    cien por cien de acuerdo con lo que cuentas. Mi segundo parto, en casa fue puro esfínter, mi niña nació en el baño. Primero evacué por los otros efínteres, y luego, todo mi cévix se fue abriendo dejando pasar a mi peque, apenas fuí consciente de empujar, menos mal que para entonces ya había decidido quitarme de la taza del water y ponerme de rodillas en el suelo.

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  11. Yo adoro tus post!
    La noche antes de que naciera mi hija dije: "bueno ya esta todo bien para que nazcas" y me puse a leer a Ina May (ella fue mi gurú a través de su libro) en el primer parto, esa madrugada Analís se vino.

    Mi partera la conoció y hace poco me mandó una foto con Ina May. Ella me encanta!

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  12. Hola Eloísa, hacía tiempo que quería ponerme en contacto contigo pero "perdí" tu blog.
    Estoy embarazada de muy poquito pero estoy investigando acerca del porteo... Tengo algunas dudas y me gusataría que si puedes me ayudaras.
    Mi intención es tener un cochecito pero para algunas cosas veo más factible el porteo y no tengo ni idea de por donde empezar. Me pareció muy bien la opción del Mei Tai pero he leído por ahí que no se recomienda a niños menores de 4-5 meses... Entonces que es recomendable para el recién nacido? Un foulard? De que tipo? Yo no sabía que había tantooooos.
    Aún me queda tiempo, pero quiero informarme antes de hacer una compra que luego no me sirva... (y soy bastante previsora, la verdad).
    Gracias!!!!

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  13. El bueno humor es el mejor remedio contra el parto. Vas a conocer a tu hijo, será el mejor día de tu vida y doler duele no nos vamos a engañar, pero en el fondo estás feliz!

    A mi si me hicieron varios tactos, pero porque el parto duró 38 horas!!

    Me ha encantado tu blog

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  14. parir y cagar está regido por el mismo sistema :-)
    Muy buena nota, como todas, gracias!

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