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martes, 26 de julio de 2011

Dolor femenino

La maternidad supone, para muchas mujeres, un cambio radical, un punto de inflexión en su modo de vida, en su filosofía vital y en la manera de enfrentarse a los problemas. La muerte es la otra cara de la moneda, el final de lo que empezamos el día que somos madres, el fin de la vida que escapa húmeda de nuestro vientre.

La muerte es fría, vacía y sin sentido. No nos ofrece un mundo de posibilidades sino todo un futuro de ausencias. Y, sin embargo, celebramos la muerte como uno de los tres acontecimientos capitales en la vida, en la sociedad. Celebramos los nacimientos (la bienvenida a la vida), celebramos las bodas (que no son sino la puerta atávica de unión de una pareja para crear nueva vida) y celebramos la muerte (la despedida de la vida). En estos tres acontecimientos, es cuando cruzamos nuestros caminos con esos familiares lejanos que ya apenas vemos en estas ocasiones. Damos la bienvenida, festajamos la creación y despedimos. Y el ciclo sigue y sigue y sigue.

Y en todos estos acontecimientos, la mujer tiene un papel fundamental. La mujer es creadora de vida, la forja y la porta en su vientre, la mujer es cuidadora y criadora y sus brazos amorosos ponen a los hijos en la senda de la vida hasta que son fuertes y capaces de dirigir sus propios pasos, la mujer despide la vida con sus lágrimas y sus lamentos.

Lágrimas y lamentos en la hora de la muerte. Este último aspecto me resulta especialmente llamativo en estos días en el que hemos perdido un miembro de la familia, una mujer, hermana, madre, abuela, bisabuela... Y en estos momentos de duelo, los hombres se mantienen alejados, ajenos, reteniendo su dolor, prácticamente anulados para expresar públicamente sus sentimientos hacia la madre que han perdido. De la mujer, sin embargo, se espera y desea que exprese ostensiblemente su dolor, sus lágrimas y lamentos, que pasee su luto y sus plegarias.

Especialmente incrustado tengo en el cerebro el lamento "mi madre", "mi madre"... Debe ser porque cuando las mujeres somos madres, además de hijas, entendemos mejor la entrega, dedicación, el amor incondicional y los desvelos de una madre. Y, en el momento de perderla, nos sentimos desvalidas, huérfanas y solas, carentes del refugio siempre seguro y amoroso que son los brazos y el regazo de una madre. ¿O será simplemente que las mujeres hemos tenido "licencia pública" para el llanto durante cientos de años, mientras que de los hombres se esperaba que fueran duros, fuertes y poco dados a los sentimentalismos?

Porque, teniendo en cuenta que la entrega y devoción de una madre hacia el fruto de su vientre no conoce de sexo o condición, ¿No deberían los hombres lamentar, de igual manera, la pérdida del origen, del amor, del refugio? ¿Será que los hombre viran su lealtad amorosa de la madre a la compañera, mientras que las mujeres somos capaces de focalizar nuestros sentimientos en varias direcciones diferente sin confundirlos? ¿Será que ni tan siquiera en el momento de enfrentar una dolorosa muerte somos capaces de desnudarnos de los roles que se nos han impuesto socialmente desde el nacimiento?

Hace unos días murió mi abuela. Casi me sentía culpable haciendo estas reflexiones en mi interior en un momento de luto y duelo, tal vez fuera mi propia "negación" hacia todo lo que estaba sucediendo, mi vía de escape ante la aplastante evidencia. Ahora, sin embargo, me quedo con esos momentos de recuerdos, que mezclaban entre lágrimas y sonrisas, algún momento entrañable, alguna anécdota del pasado protagonizada por ella. Un momento de catarsis, de comunión, que demostraba que la que allí yacía ya sin aliento había vivido una vida plena, llena de penas y de alegrías, de añoranzas y celebraciones, de hijos, de gritos, de risas,... Una vida que había merecido la pena ser vivida, una vida que, regada por el amor dado y recibido, había florecido y brillado con luz propia... Una vida.

16 comentarios:

  1. Lo siento mucho preciosa. Cuando un ser querido nos abandona, nos deja un hueco en el corazón. Son momentos duros que todos debemos de pasar. Aunque una pérdida es difícil de asumir cuando llega a esa edad es "ley de vida".

    Muchísimos besitos en estos momentos difíciles.

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  2. Lo siento mucho Eloísa.
    Aunque no se demuestre externamente, el dolor va por dentro. Pero me alegra saber que lo expresas y hablas de ello.
    Un abrazo guapa

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  3. Hace tiempo alguien me dijo que en un funeral no debemos celebrar una muerte sino dar gracias por esa vida que hemos tenido a nuestro lado y a mí me gustó, me ayudó a vivirlo de otra manera.
    Yo estoy segura de que los hombres lo sienten igual pero no pueden permitirse exteriorizarlo, el sexismo que hay a nuestro alrededor también les perjudica a ellos.
    Siento mucho lo de tu abuela, un beso muy grande!

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  4. Lo siento mucho Elo, yo perdí a la mía hace poquito, lo tengo muy reciente y sé que se pasa muy mal. Totalmente de acuerdo contigo en tus reflexiones, yo lo veo a diario con mi chico, solo se permite el lujo de ser cariñoso y sensible con nosotras... Lo siento por ellos :(
    Un abrazo enorme,
    Bei

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  5. Siento mucho lo de tu abuela. Todos los recuerdos que tenemos de nuestros seres queridos, son los que de alguna forma los mantienen vivos con nosotros.

    Es una pena que por tradición los hombres eviten mostrar sus sentimientos, aunque pienso y espero que cada vez más, la igualdad llegue también a la muestra de sensibilidad en público, sin que resulte una forma de debilidad.

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  6. Siento mucho tu perdida Eloisa! Es una suerte para nosotras el tener esa licencia de exteriorizar los sentimientos.

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  7. Para ofrecerte algo más de consuelo te escribo. Lo siento Eloísa, espero que hayáis disfrutado de la vida junto a ella y que queden los recuerdos de todo ello.
    Mi abuelo está ya muy malito y no pensamos que nos queden muchos momentos a su lado... Espero que él no lo pase mal estos últimos momentos y que seamos capaces de acompañarle como se merece.

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  8. Lo siento mucho preciosa. Desde pequeños a los niños se les dice aquello de los hombres no lloran machote! me parece tan injusto.... llorar y desahogarse hace mucho bien a las personas.

    Un besazo

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  9. Un abrazo grande, en silencio, sureño y lleno de cariño. Un abrazo pendiente para vernos pronto y charlar. Balbina

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  10. Un abrazo fuerte y la verdad, una reflexión muy buena la de este blog. Estoy con lamamadeunabruja, se debe dar gracias por los momentos vividos con esa persona y no pensar en que se ha ido para siempre y en una despedida

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  11. UFFF... Me ha llegado muy hondo este sentimiento tan bien expresado, se me ha puesto todo el vello de punta... Lo siento mucho Eloísa. Un besazo.

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  12. Lo siento mucho Eloisa, que triste es perder a un ser querido, espero q tuviera una buena vida y se subiera querida y arropada. Un besazo

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  13. Muchas gracias a todas por vuestros comentarios. La herida sigue estando muy reciente y no tengo ánimos para ponerme a contestaros a todas individualmente, pero os agradezco de nuevo vuestros mensajes porque todos, absolutamente todos, me han llegado muy dentro y me han ayudado mucho. ¡¡¡Gracias!!!

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  14. Lo siento mucho Eloísa. Perder a un ser querido es siempre algo difícil de afrontar. Saber que tuvo una vida plena y mantener vivo su recuerdo en nuestra memoria nos ayuda a que no se vaya del todo.
    Es cierto que las mujeres tendemos a exteriorizar más los sentimientos y parece que a los hombres les correspondiese "aguantar el tipo", sin embargo yo creo que las cosas están cambiando... Por lo menos en mi entorno.
    Como sabes yo también perdí a un familiar no hace mucho, y en su despedida, fueron muchos los hombres que lloraron.
    Un abrazo muy fuerte
    .

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  15. Amiga siento tu pérdida de corazón. La muerte es parte de la vida, de nuestro ciclo vital, pero todavía no sabemos enfrentarla. Los tabúes sociales son grandes, y el género masculino todavía ha de "salir del armario" en muchos aspectos. Las mujeres sabemos y se espera de nosotras expresar sentimientos sean buenos o malos. Ellos en muchos casos ni saben ni se les permite.
    Mi pequeño homenaje a esa mujer, tu abuela, por vivir una larga y plena vida.
    Un abrazo grande mi niña.

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  16. Preciosa, por fin un momentito para leerte. Cuándo remueve una muerte verdad? Te acompaño en el sentimiento. Es cierto todo lo que dices. Un beso muy muy grande.

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