Durante la lactancia ambas mamas aumentan en volumen, densidad y nodularidad. Estas características se modifican cada día según el estado de turgencia de las mamas. Cuando un nódulo se puede palpar durante unos días y no cambia sus características, tiene que ser evaluado con atención y reevaluado en el tiempo.
En la lactancia la causa más frecuente de nodularidad es un vaciado inadecuado de la mama, lo que puede provocar una obstrucción de conductos o mastitis. Para prevenir este tipo de nódulos hay que promover las tomas frecuentes y con cambios de posición. También se puede realizar presión manual o masajes en dirección al pezón o aplicar calor en la zona afectada antes de la toma.
Cuando existe una componente inflamatoria importante se puede añadir un atiinflamatorio. Cuando la obstrucción deriva en mastitis, es necesario actuar con terapia antibiótica y propiciar el descanso de la madre, garantizando, a su vez, un correcto vaciado de la mama.
Si después de todos estos tratamientos el nódulo persiste y no hay mejoría, sería necesario realizar una evaluación ecográfica para discernir si es un nódulo sólido o quístico. Entre los quísticos, se podría tratar de un nódulo simple, galactocele o un absceso. Entre los sólidos: fibroadenoma, adenoma de la lactancia, hematoma, papiloma y carcinoma.
Desde el punto de vista clínico el galactocele es una dilatación del ducto mamario de aspecto quístico y lleno de leche. Es blando, elástico y móvil. Puede ser doloroso a la palpación y si es aspirado vuelve a rellenarse de leche. El contenido líquido con el tiempo puede volverse más denso por la reabsorción de la parte acuosa, con la posible dificultad en el diagnóstico ecográfico.. E n el galactocele es necesario un drenaje regular de la mama para evitar complicaciones, ya que puede evolucionar hacia un absceso mamario.
El absceso es una complicación de una mastitis debido a una falta de drenaje de la mama. Se presenta como una colección de pus en el interior del sistema alveolo-ductal sin contacto con el exterior. Desde el punto de vista clínico dos presentaciones:
- Una muy evidente en su componente inflamatoria, abscesos más superficiales que se presentan como mamas fluctuante, se nota como se mueve el líquido. Tienden a formar fístula espontanea.
- En el interior de la mama es menos sintomático y solo podemos sentir un nódulo profundo.
El adenoma de la lactancia es una masa no dolorosa, generalmente situada en los cuadrantes superiores externos.
Signos que deberían hacer sospechar de carcinoma:
- Nódulo duro con márgenes irregulares.
- Crecimiento más lento con respecto a otras situaciones.
- Fijo con respecto al tejido circundante.
- Retracción cutánea, retracción del pezón.
- Adenopatías axilares.
- Rechazo persistente a lactar de la mama afectada.
- Secreción hemática
- Si no desaparece,
- tiende a regresar en la misma área,
- hay difusa infiltración cutánea (piel de naranja), y del pezón con o sin nódulo subyacente,
- existen adenopatías axilares duras y no dolorosas.
Como consultores de lactancia estamos acostumbrados a tener una actitud de manos fuera, pero cuando una madre nos habla de la aparición de un nódulo es interesante que la consultora pueda ayudarla a descubrir dónde está el nódulo y que la evaluación se haga en varios momentos diferentes, resaltó Bellettini.
Conclusiones
- La mayoría de los nódulos mamarios en la lactancia son de tipo benigno.
- Es fundamental una adecuada gestión de la lactancia que permite prevenir, resolver los nódulos debidos al drenaje.
- En caso de nódulos que persisten durante más de 72 horas, tres cuatro días y no cambian sus características clínicas, se debe enviar a la madre a hacer una ecografía.
- La ecografía permite discriminar nódulos quísticos de sólidos.
- La necesidad de una biopsia con una aguja fina o de una biopsia microhistológica tiene que ser valorada en base a criterios clínicos y radiológicos
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