miércoles, 13 de febrero de 2013

Romeo, Julieta y el posparto

En mayo del año pasado perdí un bebé. Casi al mismo tiempo, una gran amiga también perdió a su bebé (estábamos más o menos de las mismas semanas). Ella me decía que nuestros pequeños eran como Romeo y Julieta; y cuando su pequeñín se enteró de que el mío se había marchado, decidió dejarse ir como en la famosa historia de amor de Shakespeare.

Nuestras experiencias fueron muy diferentes. Lo mío fue un aborto diferido inducido con medicación y ella hizo un manejo expectante. Recuerdo que en los primeros días después de aquello yo la veía muy fresca, muy entera. Poco después ella me reconocía que era el efecto del subidón hormonal del posparto y que lo peor había venido después.

Quizás por eso yo estaba preparada para estos dos días después del parto de Mi Pequeña Flor de comerme el mundo, de ganas de hacer miles de cosas diferentes y de sentirme poderosa. Sin embargo, poco a poco esa sensación se fue pasando. El subidón hormonal se fue dispersando sin bebé que lo mantuviera en marcha y empezaron a acosarme los fantasmas.

En estos días que han pasado desde mi parto no dejo de darle vueltas a dos cosas:
  • La "nostalgia de tripa". Por llamarlo de alguna manera. Cuando nació Darío me pasó alguna vez que al ver alguna embarazada sentía cierta envidia de ellas y recordaba con pena la tripota que había llevado hace unas pocas semanas. Lo bueno es que luego tenía a mi pequeño y enseguida se me pasaban esas sensaciones. Ahora sin embargo, no tengo bebé que me consuele de la pérdida de mi tripa. Todas las mañanas, según me despertaba, tocaba y acariciaba mi tripa, sentía mi útero y conectaba con Mi Pequeña Flor. Y eso es algo que echo tremendamente de menos, porque ahora no hay nadie esperando mis caricias ni recibiéndolas. Mi niña ya no está y ese es el primer pensamiento que me viene a la cabeza todas las mañanas.
     
  • La "amnesia posparto". Muchas veces, por muy mentalizadas que vayamos, nuestras experiencias en el parto no son las esperadas. No estamos para pelearnos, son lentejas, y no nos queda otra que tragar con rotura de bolsa, monitorización continua o una vía que no deseamos. Sin embargo, al final del camino hay un bebé, el mayor pico de oxitocina de la vida reproductiva de la mujer y todas estas cosas empiezan a desvanecerse y a pasar a segundo plano. Sin embargo, ahora que no tengo a ningún bebé que llene mis horas de compañía, mi torrente sanguíneo de hormonas reconfortantes y mi cerebro de nuevas conexiones... ahora es cuando no dejo de darle vueltas a todos esos detalles, a todas esas frase y a todo lo que no me gustó de este parto. Las escenas, las imágenes, las frases se agolpan en mi cabeza, me paso las noches reviviendo esos momentos, y no me gusta lo que veo. Pero eso ya lo contaré en otro post.
Y así ando, añorando a mi bebita y rumiando un parto nada satisfactorio como punto de cierre de nuestra pequeña historia.

La parte más positiva de todo esto son esas mujeres que conociendo mi historia me cuentan la suya. Compartimos nuestros sentimientos, nuestras frustraciones, lloramos juntas expresando cómo nos sentimos con respecto a nuestros bebés que ya no están. Descubrir esa hermandad oculta entre mujeres, dejar aflorar el dolor y los sentimientos que permaneces ocultos y hablar de manera sincera y despreocupada de cosas que nos cuesta expresar frente a otras personas.

Por eso mis Por qués de ayer. Esto es una realidad. Es insoslayable. Está ahí, al alcance de cualquiera que lo quiera tocar. No entiendo que no se hable de ello, que se oculte, que incluso entre nosotras no seamos capaces de hablarlo con cierta normalidad hasta que no nos encontramos entre una audiencia afín. Pero tampoco entiendo que en el ámbito sanitario no se ofrezca más apoyo, más empatía en un momento doblemente frágil del ciclo reproductivo femenino.

15 comentarios:

  1. Siento muchísimo todo lo que has pasado y estás pasando. No entiendo esa deshumanización, esa falta de empatía. Eres una madre sin su hijo y te falta lo esencial y maravilloso de todo el proceso. Y no hay nada ajeno ni externo que pueda quitarte ese dolor y que debes de pasar y vivir con él.

    Eres una gran mujer, una madre maravillosa y una bellísima persona. Te quiero preciosa.

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  2. Queria extenderme mas y contarte bastantes cosas al respecto Elo, pero no se si te ayudaría y prefiero buscar mejor las palabras para comentarte.

    Estoy/estamos contigo, en la distancia o la cercanía, conociendote en persona o solo de manera virtual.

    Espero que esto te ayude.

    Un abrazo grande.

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  3. Sí Elo así es. Necesitamos hablar de ello pero a veces las personas que nos acompañan, y que nos quieren, tampoco saben como manejarlo por miedo a herirnos. Pero la realidad es que queremos hablar de nuestros pequeños que marcharon porque eso los hace estar presentes en nuestros corazones y en nuestra alma. Te comprendo tanto cuando dices que revives cada momento, cada detalle, cada imagen.... Cielo yo también lo reviví hasta la saciedad y dolía tanto. Hoy lo revivo, a veces, por un motivo muy importante para mi: no quiero olvidarlo, ni un detalle. Después de 7 años recuerdo todo, cada instante, cada sensación. Es verdad que duele, pero son mis instantes, mis vivencias, tus instantes, tus vivencias. ¡Nuestras! son nuestros hijos. Un beso cielo.

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  4. Es durísimo ver que la falta de empatía que hay con respecto a este tema. Es durísimo que la gente no te hable del tema porque creen que así lo vas a olvidar. Es durísimo las frases que tienes que aguantar después de pasar por este dolor. Me he sentido muy identificada contigo en casi todo. Con mi parto no tengo esas sensaciones porque llegué al hospital casi con mi pequeñina asomando y todo pasó en 5 minutos, pero si con lo que vino después.
    Un abrazo

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  5. Nuestros bebitos <3
    Salí tan enfadada del hospital Elo, es tan injusto que además de vivir una desgracia te toque enfrentarte a la mala praxis. Todavía no logro entender porque no se forma a los sanitarios en duelo perinatal...
    Todo mi cariño para estos días, los recuerdo tan duros, tan desgarradores, me pusieron al limite, me hicieron tomar decisiones equivocadas (o quizas no tanto), pero sobre todo me hicieron crecer. Aunque se marchen nuestros hijitos no dejan de enseñarnos cosas.
    Te quiero mucho Elo. Eres increible como mujer, como madre y como persona

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  6. Yo tampoco entiendo como no ponen a un psicologo a disposicion de las mujeres frente a estas situaciones. Yo lo eche mucho a faltar.

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  7. Es increíble la deshumanización que existe entre los profesionales sanitarios, es algo que hay que cambiar. Pero incluso, como dices, entre nosotras parece que también nos cuesta abrirnos.

    Estamos contigo Elo. Me alegro mucho que en este duro camino te sientas arropada por la gente que te rodea.

    Un fuerte abrazo

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  8. Te entiendo plenamente. Creo que no es que no lo hablemos, es que el que no ha pasado por esto simplemente prefiere ignorarlo, sobre todo si está gestando. Es demasiado triste e impensable que nuestros bebes se nos mueran. Pero cuando lo empezás a hablar, te das cuenta de la cantidad de mujeres que hemos pasado por lo mismo.
    Yo creo que no hay consuelo, creo que simplemente aprendes a vivir con esa ausencia, con ese dolor, que por momentos pasa a un segundo plano y por momentos vuelve a partirte el corazón.
    Animo, se puede volver a ser feliz, comprender que ese bebe, por el motivo que fuera, no debía venir. Hay veces que no hay respuestas a los interminables ¿¿¿porque??? pero tal vez podamos trabajar en los ¿¿paraque?? nos paso esto.
    Al menos, esa fue y es mi experiencia

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  9. Cierto, no hay por qué ocultarlo... Además, el dolor compartido, se reparte :)

    Besos

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  10. Cómo te entiendo. Los primeros me resultaba extraño sorprenderme añorando esa pequeña barriguita que asomaba estando sólo de 4 meses, aún me pasa algunos días, y eso que tampoco me dio tiempo a disfrutarla.
    Te diré que yo hablo muchas veces de mi embarazo, el único que he tenido y que acabó mal, pero que sucedió y por ello no quiero que sea un tabú. Reconozco que las primeras veces recibía caras de desconcierto como respuesta, pero todo se ha normalizado. Otras hablan de sus embarazos y yo también, la diferencia es que ellas hablan de sus niños y yo no.
    Necesitamos y queremos que no sea un tabú, empecemos por normalizarlo nosotras. El que no lo resista se alejará, pero los demás acabarán acompañándote en ese proceso de normalización.
    Un beso enorme. Sabes que aquí nos tienes.

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  11. Creo que a las que no hemos pasado un duelo semejante nos cuesta hablar de ello porque desde antes de gestar ya tenemos miedo a perder un hijo, empezamos por temer no poder gestar, y cuando ya crees haberlo logrado empiezan los miedos a que algo vaya mal.
    No estoy de acuerdo con que lo ignoremos, lo tenemos presente cada instante, cada noche, cada ronquido o cada suspiro que nos devuelve su aliento, pero imagino que hablar de ello es como el simil de la guerra, quien no ha ido no sabe como es. Yo imagino siempre lo malo que puede pasar tras una caida o tras un silencio prolongado de su sueño, e imaginarlo solamente es tan duro, tan dificil que a veces trago lágrimas que no tienen motivo real. Pero imaginar por miedo no es vivir esa realidad.
    Aun así, siéntete acompañada por mis miedos que es lo más próximo que te puedo compartir.
    Abrazos

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  12. Desgraciadamente nos han hecho creer que lo políticamente correcto es ocultar el dolor en cualquier situación, llorar un día en casa y luego a continuar con la vida como si nada, cuando lo bueno es poder expresarse y compartir para al menos sentirte escuchada, querida y comprendida. Yo no he pasado por lo que tú estás viviendo, aunque crea que sí, no puedo imaginarme tanto dolor, pero aún así sólo quiero que sepas que, aunque virtualmente, somos muchas las mujeres escuchándote y achuchándote en la red. Un abrazo muy fuerte.

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  13. Lo siento muchísimo, gracias a dios, yo no he pasado esa situación como madre, pero si como hermana, mi madre tuvo gemelos, en el hospital no se lo esperaban, nacieron vivos, pero uno falleció en seguida y el otro en cuanto su gemelo se fué, sus constantes vitales fueron cayendo en picado y mientras mi madre se recuperaba del parto en el hospital, mi padre enterraba a sus hijos y yo me quedaba en su futura habitación preguntandome por qué mis hermanitos no venían a casa. Mi abuela y su bebe, murieron juntos en el parto así que con esos antecedentes, cuando fuí a dar a luz a mi hijo mayor, y me dijeron que venía atravesado, puff, me le colocaron con forceps y el parto fué natural, pero me contaron que cuando nació Sergio, mi madre se derrumbó, porque durante todo el tiempo, había tenido todos los fantasmas en su cabeza, rezando para que mi hijo naciera vivo y yo no pasara por donde ella había pasado. Por cierto, 2 años después, llegó por fin, mi hermano a ocupar esa habitación.

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